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Historia de la ciudad de

Buenos Aires

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Invasiones extranjeras y proceso de independencia de España
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Hasta fines del siglo XIX
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Hasta la actualidad
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El 15 de enero de 1526, Diego García de Moguer, zarpó desde La Coruña, como capitán general de la armada, al mando de una expedición de tres naves, financiada por comerciantes, para buscar la ruta de las especias, siguiendo la derrota de Elcano, pasando por el estrecho de Magallanes. En el camino, en febrero de 1528, se detuvo a explorar la zona del Río de la Plata, por lo que se le atribuye su descubrimiento.

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El 24 de agosto de 1534 viajó, en una segunda expedición, en la carabela Concepción hacia el territorio del Río de la Plata, pasando por la isla de Santiago de Cabo Verde, luego al Brasil, donde ascendió el estuario del Plata de los ríos Uruguay y Paraná, convirtiéndose en uno de los primeros vecinos del primigenio asentamiento de Santa María del Buen Aire.

1536: Primera fundación de Buenos Aires

El 2 de febrero de 1536 (o 3 de febrero según otros historiadores), el español Pedro de Mendoza, estableció un asentamiento al que le dio el nombre de Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre en una región habitada por indígenas pampas conocidos como querandíes. ​

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Después de hambrunas y conflictos con los querandíes, la posición fue finalmente abandonada y destruida por los propios españoles a finales de junio de 1541.

Buenos Aires en su primera fundación. Fue abandonada luego de cinco años en guerra con los indígenas que no autorizaron la radicación en sus tierras de los conquistadores españoles. (1536)

11 de junio de 1580: Segunda fundación de Buenos Aires

La segunda fundación de Buenos Aires fue organizada en Asunción, por el adelantado vasco Juan de Garay. En enero de 1580 Garay reclutó en Asunción alrededor de 300 personas que constituirían la población inicial de Buenos Aires. La mayoría de ellos, unas doscienta personas, eran familias guaraníes. A ellos se sumaron 65 personas inscriptas como vecinas, muchas de ellas acompañadas por sus esposas e hijos. De los 65 vecinos inscriptos como tales, una era mujer, Ana Díaz, ella misma guaraní por parte de madre (las mujeres solteras o viudas mayores de 25 años tenían el derecho a ser consideradas "vecinas"). Del total del contingente, sólo diez eran nacidos en España.  Asunción proveyó ganado, plantas, forrajes y maderas para el nuevo asentamiento.

A fines de febrero 18 soldados salieron por tierra arreando las tropas de caballos y vacas. A mediados de marzo, zarpó el grueso del contingente, navegando por el río Paraguay/Paraná aguas abajo.


La mayoría se desplazó en canoas tripuladas por los guaraníes. El resto se embarcó en la carabela "San Cristóbal de Buena Ventura", construida Paraguay -la cual debía proseguir luego su viaje a España- y dos bergantines. Después de recalar en Santa Fe, fundada previamente y donde Garay

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tenía su familia, se reanudó el viaje a fines de mayo.

 

El 29 de este mes, la escuadrilla fondeó en el Riachuelo en el lugar donde estuvo el destruido fuerte de Mendoza. Se lo reputó inadecuado para la población y se buscó mejor emplazamiento. Al fin fue ubicado el lugar, según las crónicas una media legua al norte, en un lugar alto.

Allí, el sábado 11 de junio de 1580 tuvo lugar técnicamente la fundación de la ciudad, a la que se dio el nombre de Ciudad de la Trinidad , en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires - ya que hasta entonces ni el poblado de los querandíes destruido por los lansquenettes ni el fuerte y puerto de Pedro de Mendoza representaban una ciudad según el concepto y normas españoles de la época.

De acuerdo a las ordenanzas y leyes de Indias, la ceremonia comenzó por la mañana en la futura Plaza Mayor, hoy Plaza de Mayo, cuando Garay hizo plantar una cruz en el sitio destinado para la iglesia.

 

En seguida se constituyó el primer Cabildo y se erigió el Rollo de justicia en el centro de la Plaza. Finalmente, Garay tomó posesión del territorio, echando mano a la espada, cortando con ella unas briznas de hierba y tirando estocadas según el ceremonial.

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Con estos ritos, quedó fundada la ciudad de Buenos Aires

Originariamente Buenos Aires, nombre que reemplazó en la práctica al de Ciudad de la Trinidad, fue sede de una gobernación subordinada al Virreinato del Perú. Durante unos dos siglos los habitantes, más tarde designados como porteños, sufrieron muchas penurias: alejados de todo centro comercial importante, carecían de los elementos necesarios para mantener el estilo de vida europeo y eran incapaces de fabricarlos en la ciudad.

 

La Corona, por su parte, privilegiaba los puertos sobre el Pacífico, por sus ricos cargamentos, y por lo tanto relegaba a Buenos Aires a un segundo plano, ya que solamente recibía dos navíos de registro por año, y hubo lustros en los que no llegó ninguno. Esto llevó a que los habitantes (apenas unos 500 en 1602) buscaran burlar la ley y vivir del contrabando, que venía fundamentalmente desde Brasil.​

 

Este contrabando era pagado con la única fuente de riqueza que existió hasta principios del siglo XVII, que consistía en la venta del cuero que se obtenía de la matanza de rebaños (vaquerías) de bovinos sin dueños que vagaban por los campos. La carne, el sebo, las astas y demás se consumían localmente y se desechaban las sobras.

De hacia 1660 aproximadamente es una de las primeras descripciones de la ciudad de Buenos Aires, de parte del viajero Acarete du Biscay, contenida en la Relación de un viaje al Río de la Plata y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América.

En 1680 los portugueses, recientemente independizados de España, llegaron con una expedición a Colonia del Sacramento, en la costa opuesta del Río de La Plata, pretendiendo establecerse en ese territorio poco poblado pero dependiente del monarca castellano.

 

El gobernador de Buenos Aires, José de Garro, después de enviarles un ultimátum ordenándoles su retirada, el cual fue rechazado, reunió a los

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habitantes que sumaban unos tres mil hombres con contingenes provenientes de otras ciudades de la gobernación, incluidos guaraníes de las Misiones, y atacó con éxito a los usurpadores.

Esta contundente victoria, fue muy celebrada en Buenos Aires y la hizo más prestigiosa en el seno de la Monarquía Hispánica.

A partir del siglo XVIII cobró gran auge en la ciudad el comercio de esclavos africanos, cuyos principales empresarios eran británicos. Muchos de estos esclavos quedaron afincados en la ciudad para realizar tareas domésticas en las casas de las familias más importantes. Esto llevó a que la ciudad llegara a tener un 25 % de población de origen africano sobre el total de sus habitantes.

Primera vista conocida de Buenos Aires, pintada hacia 1628 por un holandés.

En 1776, la ciudad fue designada capital del recién creado Virreinato del Río de la Plata. Las causas principales de esta decisión se debieron a: la necesidad de frenar el avance portugués, y británico, en la región, el intento de terminar con el contrabando,​ y su localización estratégica sobre la ruta del Atlántico.

 

Comenzó así un período de gran prosperidad, pues la ciudad fue beneficiada por la Corona española con un tipo de comercio más abierto, flexible y liberal, dado por el Reglamento de Libre Comercio. 

La industria del cuero fue progresando, y hacia mediados del siglo XVIII existía una producción local importante. Por otra parte, dado que en Buenos Aires solo se podía prosperar por lo que uno tenía, el valor social no lo daban los apellidos o la cercanía con la aristocracia, sino el éxito logrado por mérito propio. A diferencia de otras ciudades vecinas, los prejuicios aristocráticos o de castas tenían menor preponderancia que la fortuna.

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Buenos Aires podía introducir mercaderías de cualquier región, y conectarse con otros puertos, sin pedir permiso a las autoridades reales; de esta manera cortó con su dependencia política y comercial de Lima.

 

La ciudad vivió un exponencial progreso entre 1780 y 1800, recibiendo además una fuerte inmigración, fundamentalmente de españoles, y en menor medida de franceses e italianos;​ y se pobló de comerciantes y los primeros estancieros.

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