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Invasiones extranjeras y proceso de independencia de España

Desde su creación hasta 1807 la ciudad sufrió varias invasiones. En 1582, un corsario inglés  intentó un desembarco en la isla Martín García pero fue rechazado.

 

En 1587 el inglés Thomas Cavendish intentó apoderarse de la ciudad, sin lograrlo.

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En 1658 se produjo el tercer intento, ordenado por Luis XIV, rey de Francia, pero el Maestro de campo, don Pedro de Baigorri Ruiz, a la sazón gobernador de Buenos Aires, logró defender con éxito el puerto.

 

El cuarto intento estuvo a cargo del aventurero Mr. de Pintis, pero el vecindario lo rechazó. E

 

n 1699 se produjo la quinta invasión a cargo de una banda de piratas daneses que fue rápidamente expulsada.

 

Durante el gobierno de Bruno Mauricio de Zabala, el francés Étienne Moreau desembarcó en la costa oriental del Río de La Plata, donde las tropas españolas lo rechazaron y mataron.

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En el marco de la Guerra anglo-española (1804-1809) —undécima guerra anglo-española—, en 1806, Gran Bretaña se había interesado en las riquezas de la región y España estaba aliada a Francia, enemigo de aquel imperio.

 

El 27 de junio el mayor general inglés William Carr Beresford se apoderó de Buenos Aires, casi sin resistencia, pues no existía un ejército fuerte y organizado. Tomó el gobierno, pero fue derrotado el 12 de agosto de 1806 por un ejército proveniente de Montevideo comandado por el francés Santiago de Liniers.

 

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​En 1807 una segunda expedición inglesa al mando de John Whitelocke tomó la plaza fuerte de Montevideo y permaneció en este enclave por varios meses.

 

El 5 de julio de 1807, Whitelocke intentó ocupar Buenos Aires, pero sus habitantes y las milicias urbanas, ahora organizadas y —una vez más con ayuda de Liniers— derrotaron a los ingleses.​

 

La resistencia del pueblo y su participación activa en la defensa y la reconquista aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos, al tiempo que incrementaba la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Buenos Aires ganó en poder militar (conformado principalmente por criollos) y prestigio moral.

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Paralelamente, quedó en evidencia la insuficiencia de la metrópoli en cuanto a enviar tropas que pudiesen defender a sus colonias, ahora deseadas con avidez por otras potencias emergentes.​

 

Todo esto, y la llegada de ideas liberales​ y fundamentalmente la ocupación de España por el ejército napoleónico, permitió la creación de movimientos emancipadores, que desataron en 1810 la Revolución de Mayo y la creación del primer gobierno patrio.

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Como consecuencia de esto se produjo la deposición del poder de los españoles en beneficio de los criollos.​

 

La ciudad, de unos 40.000 habitantes,​ se transformó en un importante puerto consumidor de productos manufacturados que provenían principalmente de Gran Bretaña y se produjo el desmembramiento del Virreinato del Río de la Plata.​

Buenos Aires se constituyó en un primer momento en centro hegemónico, pero debió imponerse a las oligarquías provinciales, que tenían sus propios proyectos económicos.

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