Se encuentra a unos 100 kilómetros de la Ciudad de Mendoza yendo por Ruta Nacional 7. Uno también puede llegar a través de la ruta 52, tomando un sendero de curvas conocido como Los Caracoles que pasa por Villavicencio. Incluso, otra vía de acceso lo conforma la número 149, que atraviesa Barreal, Calingasta y otras diversas localidades sanjuaninas.
Surcada por el río Mendoza y los arroyos San Alberto y Uspallata, incorpora en su fusión a los distritos de Las Cuevas y Los Penitentes. La Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, el bosque de Darwin y el popular monumento Cristo Redentor son sólo algunos de numerosos puntos de interés ofrecidos bajo la majestuosidad de un entorno inigualable.
Considerada la puerta de entrada a la Cordillera de los Andes, esta región mendocina se encuentra en un cruce de caminos próximos a la frontera con Chile.
Al momento de proyectar qué hacer en Uspallata, aquellos amantes de la alta montaña cuentan con hermosas cabañas y demás servicios que garantizan una estancia placentera.
Además de su belleza autóctona, cabe agregar la participación histórica del lugar en las luchas por la independencia, siendo el punto donde se reunieron las tropas del General Don José de San Martín para emprender la cruzada hacia el país vecino en 1817. Debido al enorme valor cultural, es sumamente recomendable hacer una parada en el mismo pueblo dentro del itinerario previsto de qué hacer en Uspallata.
Algo que no puede faltar en las cosas que hacer en Uspallata son los paseos.
Hacia el sureste, a escasa distancia del centro, emerge una formación de montañas de diferentes tonalidades.
Se trata del Cerro de los Siete Colores,
postal característica del valle muy similar al famoso reinante en la Quebrada de Humahuaca.
Otro destino que merece ser visitado son las Bóvedas de Uspallata. A dos kilómetros del pueblo, forman parte de una antigua construcción jesuita del siglo XVIII hechas de barro, cuyos techos exhiben una forma extraña de cúpulas.
Aunque estaban destinadas a procesar minerales extraídos de minas cercanas, sirvieron de cuartel al Ejército de los Andes durante su travesía.
Precisamente, ellos construyeron el original Puente Picheuta sobre el arroyo que lleva el mismo nombre.
Si uno de los planes referidos a qué hacer en Uspallata radica en admirar paisajes, este sitio estratégico brinda una envidiable vista panorámica caminando o en automóvil.
Caso opuesto, el Puente del Inca consiste en una formación rocosa de origen natural sobre el Río Las Cuevas.
Por encima de su margen derecha, están alojadas cinco fuentes termales reconocidas legendariamente hace mucho tiempo por sus propiedades curativas y anti-estrés.
Según sus componentes salinos, las temperaturas de sus aguas oscilan entre los 33 a 38 grados centígrados máximo.
Declarada recientemente Reserva Natural Provincial, Villavicencio presenta una moderna planta de agua mineral combinada (con la imagen del tradicional hotel tan famoso por las etiquetas de agua mineral), enclavados en una zona protegida por su diversidad biológica y patrimonio arqueológico. Desde allí, puede iniciarse un sinuoso camino de cornisa, único modo de dirigirse a tierras chilenas en el pasado.
En la actualidad, el Túnel Cristo Redentor facilita qué hacer en Uspallata y la comunicación terrestre. Símbolo de paz, la escultura de bronce del Cristo Redentor sirve de límite entre ambos países.
Con gran caudal de tránsito en ambos sentidos, el paso internacional se localiza a 3200 metros de altura sobre el nivel del mar.
Respecto al mencionado Monumento Histórico Binacional, su extensión de 9 kilómetros representa sin dudas una meta desafiante para cualquier excursionista sobre todo en verano, ya que en otras estaciones del año resulta muy difícil ingresar por la nieve.
La exigencia se renueva al explorar las desafiantes instalaciones ruinosas de la Mina de Paramillos.
Finalmente, el sublime Cerro Aconcagua completa qué hacer en Uspallata.
Sus imponentes 6952 metros de altura le valieron el mote continental de “Centinela de América”.
Alrededor del mismo se extiende el Parque Provincial homónimo, el cual incorpora circuitos protegidos por la pureza del ambiente.
El turismo aventura es una constante de la zona. Iniciando en pleno corazón del valle, las cabalgatas posibilitan atravesar aguas cristalinas entre alamedas y sembradíos. Para los que buscan llenarse los pulmones de libertad, esta experiencia única, a caballo, cumplirá ampliamente sus expectativas.
Entre las opciones de qué hacer en Uspallata a cielo abierto, una de las más practicadas consiste en recorrer con bicicleta o a pie las rutas sanmartinianas. Las salidas de trekking difieren en función de su duración de horas o días enteros, orientadas tanto a principiantes como a expertos de acuerdo al grado de dificultad.
Combinado con el rappel, esta disciplina también recrea en primera persona las sensaciones vividas por los clásicos mineros. Internándose en el corazón de las altas cumbres pueden conocerse explotaciones añejas de oro, plata, talco y cobre cargadas de un enorme bagaje cultural.
Respecto a deportes invernales, pensado para toda la familia, el parque de nieve
Los Puquios en Penitentes dispone del equipamiento necesario. Instructores capacitados y varias pistas de snowboard, tubing, trineo y esquí se adaptan a los requerimientos de cualquier edad.
Asimismo, sumergirse en las entrañas del río Mendoza a través del rafting promete adrenalina garantizada. Es recomendable en estos casos llevar consigo dos pares de zapatillas, lentes, agua, muda de ropa y protector solar, aparte de los accesorios de seguridad provistos por las empresas del rubro.
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