La Floralis Genérica es una escultura metálica situada en la Plaza de las Naciones Unidas, Avenida Figueroa Alcorta, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, obsequiada a dicha ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano.
Se encuentra situada en el centro de un parque de cuatro hectáreas de límites arbolados, rodeada de sendas que se acercan y alejan brindando diferentes perspectivas del monumento y situada por sobre un espejo de agua, que aparte de cumplir su función estética, la protege.
Representa una gran flor realizada en acero inoxidable, con esqueleto de aluminio y hormigón armado, que mira en dirección al cielo, extendiendo hacia él sus seis pétalos.
Pesa 18 toneladas y tiene 23 metros de alto. Años atrás estuvo previsto en ese sitio la construcción del Altar de la Patria.
Una de las características de la flor es un sistema eléctrico que abre y cierra automáticamente sus seis pétalos de acero inoxidable y aluminio (de 20 m de alto y de ancho) dependiendo de la hora del día.
Durante la noche, la flor se cierra emanando de su interior un resplandor rojo para renacer abierta en la mañana del día siguiente. Este mismo mecanismo es el que cierra la flor al presentarse vientos fuertes, emulando el proceso de fotonastia de la naturaleza.
Se abre todas las mañanas a las 8 y se cierra al ocaso, en un horario que cambia según la estación del año.
Hay cuatro noches especiales en los que los pétalos quedan abiertos: 25 de mayo, 21 de septiembre, y 24 y 31 de diciembre. En las noches de luna llena también abre totalmente sus pétalos.
Según su autor el arquitecto Eduardo Catalano, Floralis significa que pertenece a la flora y por ende a las flores, y Genérica deriva del concepto “género” e indica que representa a todas las flores del mundo.
El espejo de agua del que sobresale tiene 44 m de diámetro y 0,15 de profundidad, y su agua desborda sobre un foso que lo
rodea, que por canalización la envía a una sala de bombeo.
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