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Foto del escritorDaniel Speranza

Confitería del Molino

La Confitería del Molino fue una histórica confitería, pastelería, bar y restaurante, ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, en el barrio de Balvanera de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

El edificio fue diseñado por el arquitecto ítalo-argentino Francisco Gianotti y es considerado un emblema del art noveau.

El edificio se halla entre las más notables de su época por la calidad de los materiales empleados en su construcción, muchos de ellos importados.


Se destacan los revestimientos de mármol de las columnas, pilastras y paneles del interior de los locales, de gran suntuosidad, así como algunas obras de arte traídas especialmente de Italia, que dan un carácter particularmente lujoso a sus salones.

El edificio actual fue inaugurado el 9 de julio de 1916 (con algunas partes aún no acabadas) y la confitería cerró sus puertas en enero de 1997.


Mediante el decreto 11/10/97, se declaró Monumento Histórico Nacional al conjunto arquitectónico.


A lo largo de los años, diversas iniciativas buscaron restaurar y reabrir el edificio. Se estima que durante el transcurso de 2022 el edificio quedará habilitado al público.

Para construir este valioso exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque Gianotti hizo traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux.​


El edificio tuvo una estructura de hormigón

armado, material aún novedoso en esa época en que todavía se construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana. La empresa alemana GEOPÉ estuvo a cargo de la obra, aportando su conocimiento y manejo del material, en esa época conocido como "Cemento Portland".

El inmueble, que tiene la forma básica del edificio académico típico de Buenos Aires, está constituido por tres subsuelos, una planta baja y cinco pisos.


Los salones para fiestas estaban en la esquina, y los tres subsuelos alojaban una planta de elaboración integral, una fábrica de hielo, las bodegas, los depósitos y el taller mecánico.


La envolvente superior servía para viviendas y oficinas. Para que no interfirieran con la actividad de la confitería las columnas de hierro fueron colocadas de manera que sostuviesen los subsuelos y la planta baja y sobre ellas se colocó la estructura de hormigón armado que sostiene el resto del edificio.

Su fachada, que abraza la esquina, tiene un desarrollo simétrico y está revestida en símil piedra París. Se destaca en ella su fantasiosa ornamentación, de influencia veneciana.


El edificio posee mosaicos opalinos, capiteles de bronce y cerámicas de oro en la mansarda. Existían, coronando el ático,

unas esculturas alegóricas que homenajeaban a las provincias argentinas. Aún pueden verse en el frente las aspas de un molino de fantasía y justo encima de él se alza la imponente cúpula en aguja, que fue cerrada con vitrales Art Noveau multicolores.

Si bien la composición del edificio se ajusta, tanto en plantas como en fachadas, al ordenamiento tradicional, su decoración es renovadora para la época, combinando cerámicas de color en la torre, vitrales, marquesinas de hierro y vidrio y adornos de bronce en las vidrieras y en los interiores de los salones, dando al conjunto (en palabras del arquitecto Federico Ortiz), un aire festivo y alegre.


Las aspas colocadas en la torre representan el nombre de la confitería, surgido de la presencia de un antiguo molino en los alrededores a mediados del siglo pasado.


Inaugurada en 1860, en 1886 se produjo en ingreso de Cayetanno Brenna a la sociedad, cuyos descendientes, aun hoy, poseen la propiedad del edificio.


La planta baja, y los tres subsuelos están ocupados por la confitería, con su salón de fiestas, cocinas con planta de elaboración de productos, bodegas, fábrica de hielo, depósitos y taller mecánico.

En los pisos superiores se distribuyen departamentos para rentar, en su torre, y en la ochava del quinto piso se hallan las oficinas para la administración del comercio.


Como arquitecto proyectista, Gianotti diseño todos los detalles del equipamiento y decoración, ya que el repertorio académico que ofrecía los catálogos de

la plaza no lo satisfacía.


El día miércoles 12 de noviembre de 2014, la Cámara de Diputados aprobó y convirtió en ley el proyecto que promovió la expropiación del inmueble que quedó bajo el control del congreso.

La iniciativa impulsada por el ex senador Samuel Cabanchik, fue apoyada por 217 votos afirmativos y una abstención; la propuesta resolvió "declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural". Así, el edificio se reabrirá como confitería, dedicará los pisos superiores a actividades culturales y pasará a formar parte del denominado "Proyecto de la manzana legislativa".


El equipo que restaura la Confitería del Molino definirá la forma. Pero la ley ya definió el contenido: la norma de 2014 que aprobó la expropiación de la Confitería del Molino establece cuáles serán los usos de cada ambiente del edificio.

Así es como en la planta baja y el subsuelo funcionará una confitería, un restaurante o un local de elaboración de productos de panadería o pastelería.


El local será concesionado, y del dinero que aporte ese permiso saldrá el presupuesto para solventar el mantenimiento y la gestión del edificio.


El resto del inmueble será destinado a un museo dedicado a la historia de la confitería y un centro cultural, que se llamará “De las Aspas”, en homenaje al ornamento que dio nombre al local, donde se expondrán obras de jóvenes artistas argentinos.

Los pisos superiores, en tanto, “deberán consagrarse a actividades culturales, legislativas y de difusión de los valores del pluralismo y de la democracia”, según se estableció el año pasado.



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