La Puna es una región de Argentina que está repleta de sorpresas y una de las más impactantes es la Laguna de Guayatayoc, identificada como el segundo espejo de agua más grande de Jujuy, por detrás de la Laguna de Vilama.
En temporada de lluvias puede cubrir una superficie de 240 kilómetros cuadrados y, debido a su posición geográfica, está muy cerca de Salinas Grandes.
A pesar de que no está posicionada entre los atractivos turísticos más frecuentados de la provincia y que visitarla puede ser complicado, no hay dudas de que es una maravilla oculta.
Por lo tanto, la Laguna de Guayatayoc es un sitio ideal para viajeros aventureros, que deseen conocer un paisaje único en el país, en donde conviven
miles de especies.
Como era de esperar, la Laguna de Guayatayoc es un espejo de agua que se encuentra muy distante de las grandes ciudades.
En total, quienes se encuentren en San Salvador de Jujuy necesitarán hacer un viaje de 185 kilómetros para conocerla.
Por lo tanto, una de las recomendaciones
iniciales para visitarla es contratar un tour guiado o compartir la travesía con alguien que conozca la zona.
En fin, sin importar cual sea la alternativa a seleccionar, para visitar la Laguna de Guayatayoc desde la capital de Jujuy, es necesario abandonar la ciudad por la Ruta Nacional 9 y avanzar hacia el norte, hasta llegar a su intersección con la Ruta Nacional 52.
Posteriormente, luego de atravesar la famosa Cuesta de Lipan y cruzar por unos kilómetros a la provincia de Salta, es necesario tomar un desvío por la Ruta Provincial 11, ingresar a Jujuy una vez más y avanzar por un camino repleto de curvas hasta la localidad de San Francisco de Alfarcito.
Por último, antes de continuar con el viaje, se recomienda pasar la noche en San Francisco de Alfarcito. Es la mejor alternativa para recargar energías y completar al día siguiente los últimos 7 kilómetros de la travesía que separan la localidad de la Laguna de Guayatayoc.
La Laguna de Guayatayoc es el segundo
espejo de agua más grande de Jujuy porque, al terminar la temporada de lluvias, puede cubrir una superficie de hasta 240 kilómetros cuadrados y desarrollar 6 metros de profundidad.
Pero, además de un inmensidad, esta laguna salada de la Puna también es reconocida por:
Experimentar largos períodos de sequías, donde su tamaño se reduce casi a la mitad.
Depender de una temporada de lluvias, que dura de noviembre a marzo.
Ser el hogar de tres variedades de flamencos: parina chica, parina grande y flamenco austral.
Estar formada por una docena de lagunas altoandinas, ubicadas a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar.
Funcionar como el hábitat natural de muchas especies en peligro de extinción como, por ejemplo, la vicuña, el suis o el ñandú petiso.
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