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Foto del escritorReinaldo Cernadas

Villa Cañada del Sauce

Cañada del Sauce o Villa Cañada del Sauce es una localidad situada en el departamento Calamuchita, provincia de Córdoba, Argentina, organizada políticamente como Comuna.

Se encuentra situada en las Sierras Grandes, a 29 km al sudoeste de La Cruz y a 26 km al norte de Río de los Sauces, que son las poblaciones más cercanas en el mismo departamento.

No obstante, se vincula principalmente con Berrotarán, un área urbana del departamento Río Cuarto ubicada en la llanura, a 32 km. El acceso se realiza por la ruta provincial E68, los primeros 12 km hasta el río de la Cruz, por camino pavimentado, y a partir de allí se asciende por camino consolidado los 20 km restantes.


La principal y casi única actividad económica es el turismo, debido a sus atractivos naturales como el paisaje serrano y las aguas limpias y cristalinas del río Quillinzo, con piletones para nadar y playas mansas.

Villa Cañada del Sauce es uno de esos destinos turísticos que, por su belleza natural, la tranquilidad y armonía con la naturaleza, las aguas cristalinas del río, la majestuosidad de sus montañas y las costumbres de los lugareños lo convierte en una propuesta única.


Está a los pies de las Sierras Grandes y es ideal para los que quieran desconectarse unos días y disfrutar de la naturaleza. El lugar tiene varios senderos para hacer trekking, un río espectacular con playitas de arena fina, miradores increíbles en la cima de las montañas y cabañas de distintas características y dimensiones para alojarse.


El Chorrito

A 90 minutos, es un salto de agua con una caída de 15 metros, formado por el arroyo La Saucería, que se encajona entre piedras y baja en cascada, formando tres profundas lagunas de agua muy fría porque no recibe la luz del sol. Caminando unos 25 minutos, se encuentran cuevas con pinturas rupestres.


Y sobre el río Quillinzo, morteros fijos en las piedras, testimonio de la cultura comechingón. Los indígenas comechingones fueron habitantes de este lugar y se pueden aún observar sus pircas (muros de piedras) y "morteros" (en realidad huecos en las rocas que se llenaban con agua para transformarlos en especies de espejos nocturnos que servían para hacer cálculos astronómicos).

Rancho Paló


Tapera que conserva sus paredes de adobe y que encierra cierta historia fantástica, está a 40 minutos de caminata.


La Pitonga


A 40 minutos, donde el río se encajona entre grandes piedras en un largo de aproximadamente 200 metros, con terrazas de arena que el agua ha delineado con su mano suave y cavilosa.


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