A 120 kilómetros de Córdoba capital, en una zona rodeada de naturaleza y pequeños cordones montañosos, hay una localidad colonial llamada Ischilín que tiene 383 años y está repleta de historias.
Por Ignacio Risso
Este pueblo se fundó en 1640, pero se estima que la zona se pobló muchos siglos antes, ya que se encuentra en medio del Camino Real al Alto Perú que unía el puerto de Buenos Aires con la ciudad de Lima.
Y, a pesar de que muchas de sus construcciones se mantienen en perfecto estado de conservación desde hace 400 años, otras fueron intervenidas artísticamente por una familia oriunda de Francia, que tenía la intención de reforzar su estilo colonial original.
Ischilín se fundó en 1640 y durante sus primeros años de existencia se mantuvo como un simple paraje del Camino Real al Alto Perú. Pero, con el paso del tiempo, experimentó una breve, pero muy importante, expansión.
Luego de diseñar las primeras casas (muchas de ellas aún siguen en pie), los pocos habitantes del pueblo establecieron una serie de comercios que han evolucionado en una proveeduría, el registro civil y la oficina de correo.
Por otro lado, la localidad también tiene a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que se inauguró en 1706 y habría
sido el único templo de Sudamérica que los jesuitas construyeron sin participación de esclavos.
Y, en las páginas más recientes de su historia, aparece el nombre de Fernando Fader: un artista, oriundo de Francia, que padecía tuberculosis y eligió Ischilín para atravesar sus últimos años de vida.
Por lo tanto, Fader aprovechó su talento para crear distintos murales en la ciudad y restaurar algunos edificios históricos, con la intención de devolverles
sus colores originales (amarillo, morado o marrón). Tras el fallecimiento del artista, algunos de sus familiares visitaron el pueblo para continuar con el trabajo artístico que Fernando había iniciado.
¿Cuáles son las mayores curiosidades de Ischilín?
A pesar de que el pueblo de Ischilín tiene una historia muy cambiante y digna de conocer en detalle, también está relacionado a otras curiosidades que adquirió con el paso de los siglos.
Por lo tanto, antes de emprender un viaje hacia esta localidad histórica de Argentina, es importante tener en cuenta que:
Solo tiene 30 habitantes estables durante el año.
Dispone de una sola opción de alojamiento.
Conserva el paraje Loza Corral, identificado como la casa donde el pintor francés Fernando Fader pasó sus últimos días. Actualmente es un museo.
El nombre del pueblo, en lengua sanavirona, significa “alegría”.
Tiene una Plaza Central, rodeada de construcciones históricas, donde se puede apreciar uno de los algarrobos más longevos de Córdoba. Conocido como “el abuelo”, este árbol se mantiene en pie desde hace más de 400 años.
Los turistas que deseen conocer Ischilín, caminar por sus calles de tierra y apreciar cada detalle de las construcciones coloniales, deben hacer un viaje hacia el norte de Córdoba por la Ruta Nacional 9 o a través de la Ruta Nacional 38.
Quienes elijan la primera carretera mencionada, tendrán que avanzar hasta la localidad de Deán Funes y, desde este punto, recorrer otros 20 kilómetros sobre caminos de ripio.
Y, en el caso de los viajeros que transitan la Ruta 38, su hoja de ruta deberá avanzar hasta la ciudad de Capilla del Monte. Finalmente, a partir de esta
ubicación el siguiente paso será viajar 50 kilómetros a través de las sierras cordobesas.
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