Por Luciana Acosta
Salió de la pensión en la que se hospedaba, en La Perla, caminó unos pocos metros hasta llegar al mar y le dio punto final a una vida vertiginosa. Una caminata guiada para conocer la vida de la poeta y parte de la historia de Mar del Plata
El monumento que la recuerda fue construido en 1942 y estuvo inicialmente de espalda al mar.
La madrugada del 25 de octubre de 1938, la poeta Alfonsina Storni abandonó la habitación que ocupaba en la pensión de calle 3 de Febrero 2871 -propiedad de doña Luisa, su amiga de toda la vida- y caminó en dirección al mar, con la decisión de internarse en el agua fría del océano Atlántico. Caminó por calle San Juan (hoy Hipólito Yrigoyen) y se dirigió al muelle del ya desaparecido muelle del Club Argentino de Mujeres. Su cuerpo fue hallado alrededor de las 7 de la mañana. Un zapato enganchado entre las maderas de la rambla hecha con rieles de ferrocarril, a la altura de Chacabuco y la costa, permite establecer que ese fue el punto exacto desde el que se arrojó la escritora.
Alfonsina se arrojó al mar desde una escollera, a la altura del balneario Alicante.
Al menos, esa es la historia que a partir de una amplia investigación pudieron reconstruir Victoria Gazzanego y Andrea García, dos licenciadas en Turismo que todas las semanas coordinan caminatas guiadas por la ciudad y conocen, particularmente, cuál fue el recorrido que hizo Alfonsina quien, a 80 años de su muerte, sigue más vigente que nunca.
El gran trabajo de investigación que realizaron se basa en recopilación de artículos periodísticos de aquella época, fotografías y hasta testimonios de personas que fueron contemporáneos a ella y vivían en el barrio La Perla, lugar que frecuentaba la poeta. Ese material, a su vez, deja en evidencia cómo cambió la fisonomía, el paisaje de esa zona de Mar del Plata durante las últimas ocho décadas: aunque remodeladas, sólo quedan en pie un puñado edificaciones de aquel entonces. El resto de las casas -por ejemplo, el chalet que fue desafectado del listado de bienes patrimoniales para que el Sindicato de Pasteleros construya su sede gremial- quedó literalmente perdido en la historia y hoy en su lugar hay decenas de edificios de departamentos.
¿Qué, en quién pensaba mientras se dirigía a su último destino? ¿Por qué ese final?
¿Cuánto tiempo le llevó tomar esa drástica decisión?
Esos son algunos de los interrogantes que se plantean a lo largo del recorrido, que fue diagramado de cero ya que el único lugar que se encuentra señalizado es el de calle 3 de Febrero al 2800, entre Yrigoyen y Mitre, sitio en el que una placa colocada en 2013 por el gobierno municipal recuerda que allí solía hospedarse Alfonsina. De hecho, una de las propuestas de las profesionales es que, al menos, también se identifique la bajada de Chacabuco y la costa, sitio en el que funcionó el Hotel Argentino de Mujeres, escenario de los instantes finales de Storni antes de sumergirse en el mar.
En La Perla, casi nada queda en pie de aquella época.
“Alfonsina es un personaje místico, mágico. Cuando empezamos a investigar sólo sabíamos desde dónde había partido. Suponemos que tomó la calle Hipólito Yrigoyen porque ya sabía a dónde quería llegar y qué es lo que quería hacer. Esa noche llovía torrencialmente y creemos que eligió el camino más corto”, explica Andrea García, en diálogo con 0223.
La actividad -a la que hay que inscribirse con anticipación y tiene un costo muy accesible- permite conocer en profundidad qué pensaba la escritora, sus ideas feministas, su obra pero, también, cómo era esa Mar del Plata de comienzos del siglo pasado; esa pequeña y joven ciudad, apenas una villa balnearia, elegida por la elite de la época para descansar. De las recorridas también participa Jorge Pierini, sobrino de Atilio, el hombre que encontró el cuerpo de Storni flotando en el mar. Su aporte testimonial y de fotografías es central, absolutamente valioso ante la ausencia de mojones arquitectónicos y patrimoniales y le otorga al plan un valor agregado.
En calle 3 de Febrero al 2800, una casa tipo 'chorizo', se encontraba la pensión de doña Luisa, en donde se hospedaba Alfonsina. Fue demolida y hoy hay un hotel en ese lugar.
“Cuando planificamos este recorrido pensamos bien cómo pudo haber sido su caminata final, qué habrá pasado por su cabeza. No es lo mismo tirarse al vacío, dispararse, que hacer un trayecto hasta un lugar determinado para terminar con su vida. Creemos que quiso morir como había vivido”, agrega Victoria. A su vez, advierte que la ausencia de lugares patrimoniales en los cuales anclar el relato, las obliga a apelar a la imaginación de los participantes de la caminata, en su mayoría, personas oriundas de Capital Federal y Gran Buenos Aires que visitan la ciudad unos pocos días o residentes locales que buscan resignificar espacios por los que transitan a diario. “Queremos contar su historia desde su vida, no de su muerte. La leyenda ya está instalada, pero hay mucho más que contar de los 46 años que vivió”, asegura.
“La muerte de Alfonsina, como bien dijo su hijo Alejandro, fue acorde a como ella vivió. Le habían diagnosticado cáncer de mama, le habían mutilado un seno y no hubiese podido soportar mucho tiempo así, en tan malas condiciones porque tengamos en cuenta que en la década del ’30 no existían los tratamientos ni medicamentos que hay ahora”, concluyen.
Fuente: 0223
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