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Museo Penitenciario Argentino

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Museo Penitenciario Argentino

El Museo Penitenciario Argentino Antonio Ballvé es una institución dedicada a coleccionar, preservar, estudiar y comunicar el acervo histórico, social y cultural de la actividad penitenciaria federal. Se encuentra en la calle Humberto Primo 378, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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Abrió sus puertas el 4 de diciembre de 1980 en un singular edificio, construido a principios del siglo XVIII. 

Sus sólidos muros, barrotes de hierro y patios soleados albergan las salas de exposición que muestran cronológicamente los cambios que experimentaron a lo largo del tiempo las penas y las cárceles en la Argentina.

El predio fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1982.

Lleva el nombre de quien hizo cambios fundamentales en la Penitenciaría Nacional, entre los años 1904 y 1909: eliminó el régimen del silencio y reglamentó las calificaciones de conducta, los premios y las sanciones a los presos.

“La Residencia”, como fue llamada en el lenguaje coloquial de la Buenos Aires del siglo XVIII, es el edificio donde se asienta el Museo y es uno de los pocos ejemplos arquitectónicos que aún se conserva intacto, como espejo de la realidad del 1700.

Su historia, rica en acontecimientos, comenzó en 1732 cuando Ignacio Bustillo de Zeballos, con el propósito de implorar a la Divina Providencia el desarrollo feliz de

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un viaje a España, prometió fundar una casa de la Compañía de Jesús en el Alto de San Pedro.

Ese edificio iba a beneficiar a mucha gente pobre que habitaba este sector de Buenos Aires y que, cuando el Tercero del Sur o Arroyo Granados solía aumentar su caudal durante los inviernos, quedaba aislada y les impedida asistir a los templos, a las entidades asistenciales y enviar a sus hijos al colegio.

De ahí surgió la necesidad de fundar un establecimiento jesuítico, con una iglesia y una escuela de primeras letras.

 

En 1734, el hermano arquitecto Andrés Blanqui preparó el proyecto para el templo y el colegio.

 

Un año después, se iniciaron las obras, bajo la dirección del Hermano Prímoli.

 

Luego, se hizo cargo el Hermano Schmitt porque Prímoli debió volver a las misiones.

El hermano Schmitt, aproximadamente en 1745, fue reemplazado por Antonio Masella (seglar), tras sufrir una progresiva enfermedad.

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En 1767, la Orden Jesuita fue expulsada del Río de La Plata a expensas del Rey Carlos III de Borbón y tuvo que abandonar todas las instalaciones. La directiva fue cumplida en Buenos Aires durante la noche del 2 y 3 de julio.

Desde entonces, y hasta octubre de 1768, este predio fue el lugar en el que los jesuitas estuvieron encerrados hasta su deportación.

 

Luego, el predio pasó a la Junta de Temporalidades, y su destinó fue ser depósito y cuartel.

En 1795, se hicieron cargo del edificio los Bethlemitas, congregación dedicada al cuidado de enfermos, y se iniciaron las tramitaciones para trasladar el Hospital de Hombres.

 

Por aquel entonces el edificio le dio un giro a su destino.

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Durante la primera mitad del siglo XIX funcionó como “Casa de meretrices y mujeres abandonadas”.

Museo Penitenciario Argentino

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Hacia 1822 pasó a jurisdicción del Estado. Bajo la denominación de Hospital Militar o de la Residencia, también funcionó en esas instalaciones un hospicio de enfermos mentales.

 

Luego fue “Penitenciaría de la Residencia”; cárcel para mujeres; cárcel de “Deudores”; hombres apresados por delitos leves, y albergue de menores abandonados.

Cuando se inauguró la Penitenciaría Nacional, en 1877, los hombres fueron trasladados y quedaron sólo las mujeres mayores y los menores.

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