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Palacio de Correos

Palacio de Correos y Telecomunicaciones
El Palacio de Correos y Telecomunicaciones de la ciudad de Buenos Aires, también llamado Correo Central, es actualmente sede del Centro Cultural Kirchner. Está ubicado en el barrio de San Nicolás. Es un exponente clásico de la arquitectura del academicismo francés. Fue el presidente Miguel Juárez Celman quien en 1888 aprobó el proyecto para su construcción. En principio fue diseñado por el arquitecto francés Norbert Maillart para ser sede del Correo Central de la Argentina pero en 1908 el proyecto fue reformulado para dar lugar a la inclusión de nuevos servicios y calles peatonales aéreas que luego no se realizaron.

El 28 de septiembre de 1928, después de varios contratiempos, el presidente Marcelo T. de Alvear inaugura el edificio, que difería en muchos aspectos del diseño original del arquitecto Maillart.
En 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional debido a su calidad arquitectónica, su importancia histórica y por las obras de arte que se hallan en su interior.
En el 2003 dejó de utilizarse como Correo Central y en el 2005 el Gobierno Nacional resolvió convocar a licitación para convertirlo en un centro cultural como parte de las celebraciones del bicentenario de la Revolución de mayo de 1810.
El 24 de mayo de 2010 fue puesta en marcha en el edificio la primera etapa del Centro Cultural del Bicentenario que en 2012 pasó a llamarse Centro Cultural Néstor Kirchner para ser finalmente

reinaugurado el 21 de mayo de 20153 con el nombre de Centro Cultural Kirchner.
En la época en que fue planeado el Palacio de Correos, el Estado buscaba que los edificios oficiales tuvieran toda la pompa posible de manera que reflejaran el auge económico del momento. A esto se le llamaba «arquitectura de prestigio». Su estilo es de influencia francesa, según los cánones de la École des Beaux-Arts parisina, con techo a mansarda y una cúpula truncada, un cuerpo saliente en la parte central y ventanas que van desde el piso hasta el techo. Posee una espléndida fachada mirando al sur adornada con cuatro columnas monumentales y abundantes molduras onamentales, incluyendo copones sobre la cornisa.
Está construido sobre un terreno de 12.500 m² y su superficie total edificada es de 88.050 m². Su altura es de aproximadamente 60 m. Posee 9 pisos: subsuelo, planta baja, y siete pisos altos.
El arquitecto Jorge Liernur marca cómo el arquitecto Maillart eligió organizar al edificio en torno a un patio central, pero tuvo que recurrir a agregar dos patios menores para lograr ventilar la gran cantidad de oficinas que requería el Correo. Con ello, marca que el Palacio muestra “una relación poco armoniosa entre patio y masa edificada”, ya que Maillart mantenía la horizontalidad de los edificios académicos.
En aquella época todavía había resistencia a la construcción de los primeros edificios en torre o rascacielos, como ideales para oficinas.
En su interior se conservan las salas originales de atención al público, esculturas (de M. Fiot, M. Chirico y otros), pinturas (de Bernaldo de Quirós, Lola Frexas y otros) y refinados cerramientos

de vitraux que en 1993 fueron restaurados por la arquitecta Victoria Braunstein, mereciendo por esto el Primer Premio Nacional a la Mejor Intervención en el Patrimonio Edificado (1996).
A la entrada principal se accede por una amplia escalinata que conduce al Hall de Buzones e inmediatamente se entra a lo que fue el salón de atención al público. Este tiene una gran altura y está iluminado por la luz que entra por las claraboyas que se encuentran a la altura del 4° piso.
Todas sus oficinas principales cuentan con lujosos decorados y boisserie artesanal.
En sus inicios tenía avanzadas maquinarias para la conducción mecánica de la correspondencia que ocupaban cuatro pisos y cuya capacidad de trabajo era varias veces superior a sus necesidades.

Se trataba de un sistema de avanzada que poseía una serie de tubos y cintas transportadoras por las cuales circulaba la correspondencia de manera automática.
Esto hizo que en sus primeros años hubiera una gran cantidad ociosa de empleados, razón por la cual se decidió detener el funcionamiento de la maquinaria por veinte años.
Remodelación
El proyecto del estudio B4FS para transformar al Correo Central en el nuevo Centro Cultural del Bicentenario fue organizado tratando al edificio como dos partes: el “área noble”, donde se encuentran las oficinas administrativas, los viejos salones de atención al público, las escaleras principales y lo más valioso del edificio, tanto en temas de espacio como de decoración y significado histórico; y el “área industrial”, que comprende más de la mitad del edificio original, y llega hasta el frente de la Avenida Corrientes.
Mientras se decidió restaurar íntegramente el área noble, utilizando sus espacios como salas de exposiciones, conservando el mobiliario original e interviniendo mínimamente, las fachadas fueron acondicionadas, eliminándose la vegetación y moho que crecían sobre ella y deterioraban el material, reponiendo molduras destruidas o eliminadas y tejuelas de pizarra en la deteriorada mansarda. Como intervención fuerte, la cúpula original fue desmontada, reemplazando las tejuelas de pizarra por cristales de vidrio polarizado, pero manteniendo su forma, ya que se la eligió como sala de conferencias y espectáculos y mirador urbano privilegiado, de acceso público.
En el siguiente nivel bajo la cúpula, se ubicará una batería de cuatro microcines distribuidos en dos niveles, y sobre el frente la Sala Eva Perón, donde Evita atendía en tiempos de la Fundación. Un piso más abajo, el Salón de Honor que también será restaurado.
Un patio interior de aire y luz coronado por una gran claraboya funciona como fuelle interior entre el área noble y el área industrial, que fue demolida completamente, dejando sólo las fachadas perimetrales y un sector mínimo de cada losa, para ubicar un gran espacio unificado de varios niveles de altura, de estilo contemporáneo y arquitectura de avanzada.
En el subsuelo, la sala de cámaras a la cual se accederá desde unas escalinatas. En la planta baja, el espacio inmenso que alojará en su centro a la sala de conciertos, encerrada en una estructura sostenida sobre patas inclinadas, que fue apodada “la Ballena Azul” por los arquitectos, debido a su forma globular y su revestimiento azul. Sobre la “ballena” colgará una estructura llamada “chandelier”, sostenida por tensores del techo del edificio y tomando los últimos tres pisos de altura. Con uso extensivo de superficies vidriadas, funcionará con varios salones de exposiciones. Sobre el frente de la Avenida corrientes, utilizando parte del edificio original, estarán las salas de exposiciones permanentes.



Sobre esa plaza se encuentran, sobre la calle de la entrada principal al Palacio, algunas esculturas relacionadas con el correo. Una de ellas fue costeada por los Telegrafistas Argentinos y Empleados del Palacio del Correo de la Capital: se trata de la escultura del belga Luis Bruninx en homenaje a Samuel Morse, inventor del telégrafo, que fue realizada en 1915 y que originalmente se hallaba en el hall central del Palacio del Correo.
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También hay una escultura denominada El Cartero, del ítalo-argentino Salvador Gurrieri, mostrando el cuerpo entero de un cartero llevando la correspondencia.
Plaza del Correo

Para resaltar la riqueza arquitectónica del edificio del correo la Dirección de Paseos de la Comuna inauguró en 1983 (año mundial de las comunicaciones) una plaza del Correo en un solar, de 6.534 m², que queda enfrente de la entrada principal del edificio. En realidad, ya existía allí una plaza, diseñada por Charles Thays a fines del siglo XIX, que en la década de 1930 se había transformado en una playa de estacionamiento de autos y que en 1979 estuvo a punto de desaparecer debido a que se le había dado un permiso al Banco de Tokio para construir su casa central. Ante la protesta de numerosas entidades y ciudadanos ese proyecto quedó anulado y se remodeló la plaza construyéndose además un estacionamiento subterráneo para autos.

Un bajorrelieve en bronce con la figura del chasqui (correo a caballo de la época de la colonia) es obra del escultor argentino Mario Rubén Chierico.
Además de las esculturas hay un mástil que reemplaza desde la remodelación de la plaza al erigido en 1938 por la Dirección General de Correos y Telégrafos.
Durante la remodelación para el Centro Cultural Bicentenario en 2010, la Plaza del Correo fue nuevamente cerrada al público para otro rediseño, que la integrará al edificio y eliminará la terminal de colectivos urbanos que se encontraba sobre la Avenida Rosales.
